BOSQUE OESTE

La voz de su compañero hizo que lo mirara, reflexionó unos segunda en su cabeza antes de entre-cerrar aquellos verdes ojos y señalar con su dedo índice al montón para después ladera la cabeza y clavar la mirada en los ya muertos animales, levantando sus veías.
-¿a caso eran de los mafiosos a los que les debías algo?- su voz sonaba neutra, natural, lado nuevamente la cabeza y la alzó para mirar al muchacho sería y fría, más una sonrisa se asomo entre sus labios después de que se encgió se hombros riendo levemente- Sólo pregunto ya que por estos bosques hay zorros que de vez en cuando merodeando estos lugares vendiendodo cosas-Sonrió aún más, sin duda alguna estaba tratando de animar al chico.

Esta vez la risa de Matt fue sincera y sonora, relajando por un momento su postura tan rígida que estaba acostumbrado a mantener.
-No le debo nada a nadie-Le dijo, mirándola con aquellos ojos azul claro tan contrastantes y calmos, mientras alzaba la ceja-Y menos a los zorros. Cuando era pequeño solían jugarme muchas malas pasadas... nunca me agradaron. Las cosas han cambiado mucho.
Pensó en su infancia, en los innumerables problemas en los que se había metido siendo solo un cachorro. En como, por su mismo carácter, no encajó en ningún lugar, hasta que encontró a Durza y los hermanos Gespenst, quienes lo acogieron como uno más de los suyos.

-Siempre es mejor tener las manos limpias ¿no es así?- en ese momento la joven mujer se dio vuelta para mirar el agua que había aunos metros de ellos y corría libremente siguiendo su cause- Te hace sentir liviano, reconfortante con uno mismo, no tener que deber algo... incluso el.hecho de tener que hacer algo que no es de tu obligación y no poder objetar al respecto te hace sentir lo contrario a 'tener las manos limpias', te hace sentir pesado, cargando una gran responsabilidad sobre tus espaldas, preso de tus acciones...- su voz se había vuelto a apagar y sus verdes ojos jade, los cuales aún seguían clavados en el río, estaban opacos. Estaba hablando para si misma, aunque en voz alta, en sierto mofo estaba describiendo su situacion en aquel momento. Su mente dibago por unos momentos en su pasado, mostrandole a Amy diversas imagenes mientras la voz de un hombre hacia eco en su cabeza-... te hcer sentir estancado- y en ese momento se dejó de escuchar el correr del río y el gotera de la sangre que aún se vertida en el suelo saliendo del cuerpo de los ya muertos zorros, una prueba insignificante del dominio que podía ejercer Amy en los liquidos. Pasaron apenas unos breves dos minutos hasta que la muchacha de pelo castaño volvió en si y el agua del río volvió a moverse, como también la sangre de los animales muertos siguió escurriendose hacia el suelo.

Matt dejó a la chica perderse en sus pensamientos, pensando que quizá era una introspección más sin ninguna importancia fundamental... Estaba equivocado. Con un poco de preocupación, pudo ver como la mirada de Amy se perdía en la nada, como si el mundo se estuviera deteniendo en torno a su percepción.
Eso, definitivamente, no era algo que debía pasar cotidianamente ni parecía muy saludable, por lo que, sin quererlo realmente, colocó una de sus manos en el hombro femenino.
-Amy-Le habló, con una voz baja y ronca, bastante más seductora de lo que pretendía ser-¿Estás bien?

Fue un grabe error aquella acción que Matt había ejercido al apoyar su desnuda mano en la piel visible de Amy, pues en aquel segundo que la tocó el muchacha quedó adherido a esta como virutas de metal a un Human, sin poder despegarse por voluntad propia. Sólo fueron unos segundos, y gracias a todo lo que es Santo Rogue reaccionó con rapidez apartandose veloz y algo brusca del tacto diciendo un 'no me toques' enseguida, mirando a quien tenía a su lado con pena y agachado la vista.
-Cada vez que alguien toca mi piel, sale herido, incluso puede morir- le mencionó entonces a su compañero clavando su felina mirada en los ojos celestes de éste- Y yo no quiero lastimarte- culminó.

Antes siquiera que se lo hubiera dicho, Matt ya había apartado su mano al mismo tiempo que la chica se arrebataba de su agarre. Había sido extraño, demasiado extraño. Apenas hubo siquiera rozado su blanca piel, un horrible escalofrío había llenado su cuerpo y, en la punta de los dedos índice y medio, había sentido una fuerte corriente eléctrica que lo recorrió. Sabía que no se trataba de electricidad, pues él dominaba casi a la perfección ese elemento y era prácticamente inmune a las electrocuciones que cualquier tipo. Pero no esta al parecer.
-Quizá debiste mencionar eso antes-Le dijo con una pequeña sonrisa, tratando de aligerar un poco el ambiente que, por obvias razones, se había vuelto pesado y tenso. Decidió no preguntarle acerca del por que de aquella descarga, pensó que era entrometerse demasiado en algo que no era asunto suyo.

- Lo lamento - susurró entonces por lo bajo aun apenada por lo que había pasado. Era extraño, por lo general Amy requería a este poder en extremas ocasiones cuando se aburría de una pelea o solo cuando tenía que acabar con alguien en poco tiempo, nunca lo usaba para dejar aun a alguien con vida como para que después este pudiera difamar sobre su don. - Por favor no se lo digas a nadie- le pido esta vez clavando su mirada verde en la azul del muchacho.

El chico siguió mirando su mano, aún extrañado, casi sin asimilar la información que había recibido hacía un rato.
Matt negó suavemente con la cabeza ante las disculpas de Amy, realmente no importaba, sabía que no era su culpa y que no lo había hecho a propósito, por lo tanto, no consideraba aquél pequeño incidente como algo que debiera recordar, al menos no como una amenaza. Únicamente debía ocuparse de no volver a cometer el mismo error.
-No te preocupes, no le diré a nadie-Le aseguró, volviendo a mirar las yemas de sus dedos, donde no había cicatriz alguna.

— Gracias — dijo entonces en un suspiro de alivio como si la tensión se hubiera disipado en cuanto escucho aquellas reconfortantes palabras. Sonrió de lado ya más relajada — ¿Puedo preguntar una cosa? — indagó entonces después de unos segundos entrecerrando levemente los ojos.

Matt alzó la ceja considerablemente, un tanto confundido. No le gustaba mucho hablar de él, de hecho, era alguien bastante reservado con la inmensa mayoría de los seres que no fueran de su clan. Incluso con su misma familia se veía retraído. Sin embargo, por esta vez, decidió acceder, firmemente convencido que simplemente se trataba de una plática amena.
-¿Dime?-Preguntó finalmente, preparándose psicológicamente para lo que fuera que estuviera a punto de decir la chica a su lado.

— ¿Cuales son tus metas en la vida? — alzo la cabeza y lo vio —... quiero decir ¿Tienes un objetivo planteado? ¿Una misión que aun no haz concluido? — tomo aire antes de que una bruma turquesina con algún que otro brillo naranja-ambarino la rodeaba para despues dejar frente al muchacho a una gran loba de pelaje blanco y turquesinos ojos que sobrepasaba al muchacho por unos considerables centímetros.

Matt alzó la ceja, estaba bastante impresionado a decir verdad. ¿Sus objetivos? Sinceramente, ¿A quien se le ocurría preguntar semejante cosa? Es decir, no es que estuviera en contra o lo viera como algo malo, simplemente lo tomó completamente desprevenido. Por esa misma razón, necesitó bastante tiempo para responder la pregunta. Jamás se había puesto a pensar, pero lo cierto es que sus objetivos eran más bien a mediano y corto plazo, nunca había tenido una meta ni sentido de vida claro, todo se basaba en lo que quería para su futuro próximo.
-No lo sé-Admitió, finalmente-Mi primer gran objetivo fue el de volverme alumno de Durza, luego entrar a los Setan. Esos dos me llevaron aproximadamente quince años... luego, cuando ocurrió la revolución en Luna Azul y mi madre fue desterrada, mi meta se convirtió en vengar dicha traición y asesinar a Hamsa Saloumoon-Recordó con una tétrica sonrisa aquella batalla, que casi le había costado la vida-Ahora... debido a las circunstancias, lo único que busco es sobrevivir-La sonrisa se borró por completo de su rostro, dándose cuenta que su clan estaba en plena guerra-¿Por qué me preguntas esto?-Se atrevió a cuestionar al fin, mirando a la mujer que se había transformado en loba.

Lo escucho con tranquilidad, sus marquesinos ojos se clavaron en los del muchacho. Su postura era otra, ya no era esa de músculos tensos, garras clavadas en la tierra, orejas en alto alerta a cualquier movimiento, la muchacha había entrado en confianza con su compañero y lo acabo dando por sentado cuando este respondió su última pregunta, la cual sólo pocos se la respondieron y esos pocos son ahora personas en las que ella confía y viceversa.
La última pregunta la tomo por sorpresa a decir verdad, más en ningún momento se corrompido aquella postura tranquila.
- Por curiosidad - fue lo primero que respondió, lo primero que se le vino a la mente - Por lo general siempre uno tiene un objetivo en la vida que es a largo plazo, y después mientras lo trata de conseguir más objetivos secundarios se van agregando a la lista-

-Quizá sea la excepción a la regla-Lanzó media sonrisa, mientras se sentaba a la orilla del río. Se quitó sus amadas botas militares (único recuerdo del tiempo que hizo en la dimensión humana) y hundió apenas un poco los pies en el agua que corría gentilmente.
Matt se perdió un poco por unos momentos. Estaba recibiendo un mensaje por parte de sus superiores. Sin disimularlo, lanzó un pequeño suspiro cansado, tendría que partir pronto a una misión.

Aquel comentario no le había hecho ni ppizca de gracia, su rostro lóbulo se mantuvo igual aún en aquel momento en el que el muchacho metía sus pies en el agua. Una sonrisa vivaz y pícara se asomó en el hocico de la blanca y esbelta loba en el preciso momento que una bola de agua se dirigía al cuerpo de Matt e impactada contra este mojandole el centro de la remera. Miro hacia otro lado, distraída ante la situación, fingiendo a la perfección.

Si bien Matt había acertado en visualizar la esfera de agua, no lo había hecho en calcular bien en donde impactaría. De ese modo, se había cubierto la cara y pecho, pero había dejado al descubierto el torso, por lo que su técnica había servido de poco para su objetivo.
El chico gruñó un poco, disgustado por el frío que se había apoderado de su cuerpo, erizando todos y cada uno de los poros de su piel. Estaba claramente acostumbrado al clima cálido del Infierno. Rápidamente inspeccionó uno de los bolsillos de su chaleco, donde tenía guardado un paquete de cigarrillos. Intentó arreglarlos con un poco de calor; fue inútil, estaba empapado.
-Tu me pagarás el vicio-Le dijo alzando la ceja. No era estúpido, y sabía muy bien quien era la responsable de aquél incidente. Por extraño que pareciera, Matt no se encontraba molesto, solo un poco aturdido, a decir verdad la bola de agua le había tomado por sorpresa.-Estos solo se consiguen con los humanos

La de blanco pelaje miró nuevamente a Matt, empapado y no pudo esconder una pequeña risa que sin duda alguna era contagiosa. Lo escucho hablar y fue cuando paro, si bien los lobos carecían de cejas pareció que Amy había enarcado una ahora algo mas seria, algo ocurría en su mente y cuando descubrió que era bufó, alguien intentaba meterse en su cabeza para poder ubicar la o tan solo transferirle un mensaje. Esta vez un gruñido salió desde su garganta cuando se dio cuenta quien era el ser más calló para escuchar los pensamientos del invitado.
Miró entonces a Matt, habían pasado tan solo un par de segundos cuando la unión termino ahora sabía cual era su otro objetivo secundario en la vida, algo que le desagradaba ya que le desviaba del principal. Tomó aire hinchando hasta más no poder sus pulmones y después lo soltó todo en un suspiro, volviendo a recordar las palabras de su compañero a quien le clavo la vista antes de pasarla a la mano de éste en donde vio el paquete de cigarros, <> pensó.

— Te eh salvado la vida — dijo entonces con naturalidad volviendo a posar esos ojos turquesinos tan parecidos a los de otro ser en Matt— ¿Sabías? — sonrió de lado, en verdad la muchacha odiaba los cigarrillos, el olor le resultaba hediondo agregando que le causaba un punzante dolor de cabeza, arrugó el hocico con tan solo pensar en aquello.

Matt alzó la ceja, ya que no había pasado desapercibido aquél cambio brusco en la loba. Como siempre, prefirió no preguntar, no eran asuntos suyos y tampoco quería incomodar a su interlocutora, por lo cual se concentró en su afirmación.
-Es bastante relajante, ¿Sabes?-Le dijo viendo con decepción la empapada cajetilla-No habrá de otra, tendré que regresar definitivamente al mundo de los humanos lo más pronto posible, o si no moriré de abstinencia gracias a tu travesura-Le dijo con falso reproche.
A diferencia de a muchos de sus conocidos, el planeta Tierra le agradaba bastante a Matt, incluidos sus habitantes, le resultaba divertido lo primitivos e inmaduros que eran así como violentos, realmente era una ventaja pues así pasaba completamente desapercibido. Había estado solamente seis meses y en total aislamiento al ser parte del ejército, pero le había tomado gran apego a varias cosas, incluidas sus botas, el vicio del tabaco y la música.

-Repito, Matt...- la loba se acerco un paso al muchacho que graciosamente era más bajo que ella por unos 20 cm -... Te estoy salvando la vida- sonrió de costado, algo que la hacía ver tierna e inocente ¿era posible que un lobo pudiera tener una sonrisa así? pues se podría decir que sí y era la de ella.- ¿Por que elegiste ese vicio de los tantos que hay? - pregunto entonces ahora estando en su faceta humana, tranquila, clavando sus ojos verdes en la etiqueta de cigarrillo mojada.

"Si muero en breve, no será por influencia del cigarro", pensó el joven con un tono lúgubre aún para ser él quien lo dictara. Observó a la loba que era bastante más alta que él sin inmutarse, al fin y al cabo, estaba acostumbrado a su corta estatura, siempre teniendo que mirar ligeramente por arriba a sus demás compañeros, los cuales le sacaban aproximadamente una o dos cabezas.
-En el ejército probé de todo-Reconoció Matt, recordando todas y cada una de las sustancias que había ingerido durante su estadía en el mundo humano. Marihuana, alcohol de todo tipo, cigarro, cocaína, heroína, LSD... en fin, la lista era muy extensa-Sin embargo le tomé especial cariño al cigarro porque, a diferencia de lo demás, su efecto es únicamente relajante, no produce alucinaciones y estás cuerdo todo el rato-Alzó los hombros.

-¡Tibbers! - se escuchaba una dulce y muy solitaria risita infantil a pocos pasos. Alecia había sido guiada por su pequeño Oso de felpa hasta aquel seco lugar, y aunque pareciera toda una demente, Alecia escuchaba las bromas de Tibbers con la atención de cualquier niño introvertido a sus mayores. - Es tu turno de... - abrazó al Oso con cariño y fuerza acariciándolo con su mejilla rosada y le susurró con palpable alegría. - Mira quién está ahí.

La voz infantil de aquella niña no pasó desapercibida para el joven Vollmond, quien volvió la cabeza enseguida, dejando de lado su anterior conversación. 
-¡Alecia!-Beltza abrió los ojos bastante sorprendido, a decir verdad no se hubiera esperado verla en esos lugares, al fin y al cabo, se trataba de territorio algo hostil y más para una pequeña. Sabía de sobra que no estaba indefensa, sin embargo era muy buen amigo de los Crisvector y sin duda no se perdonaría si algo le sucediera a uno de los miembros más jóvenes del clan. Caminó hacia la menor a una velocidad considerable quizá incluso antes de que ella la viera, para luego hincarse al estar al frente, tratando de quedar a su altura-¿Qué haces aquí, pequeña?

-Matt. - se apresuró a abrazarlo con ternura, luego le mostró a Tibbers, como queriendo responder a su pregunta sin tener que hablar. Quizá para muchos hubiera sido imperceptible, pero la niña pudo ver claramente como el muñeco sonreía ligeramente y ella lo hizo también. Le mostró una casi invisible sonrisa al Setan y guardó silencio.

El joven correspondió al abrazo de la pequeña de una manera totalmente anormal que rara vez era vista en alguien como él, sin embargo Alecia era una enorme excepción, de las pocas personas que dejaba que lo llamaran como Matt y no Beltza y aún más, que tuvieran contacto físico con él con tanta familiaridad. Al fin y al cabo, la consideraba como una hermana menor que nunca tuvo. Siguiendo con ese rol, la alzó en sus brazos y giró un par de veces con ella, jugando.
-Veo que Tibbers vino contigo-Señaló al oso con la mirada-¿Él te ha traído hasta aquí?

Alecia soltó una risita inaudible cuando Beltza la cargó. Si bien se sentía plenamente cómoda con él y con cualquiera de los Setan, su naturaleza tímida, silenciosa y retraída la seguían dominando constantemente. Sin embargo no se reprimía el derecho de estar contenta con uno de ellos, en especial con Matt.
Cuando hubo escuchado la pregunta, simplemente asintió con la cabeza una vez muy fuerte con la media sonrisa aún en su rostro.
-Él también quería verte… - le confesó justo antes de soltar una suave y corta carcajada ante los comentarios insonoros de Tibbers. Ella creía que todos lo podían escuchar.