BOSQUE OESTE

Opeth asintió con la cabeza, despidiendo a Thresh con el mismo respeto que el había usado. En cuanto a Sathiel, le dedicó una media sonrisa bastante extraña, como de suficiencia. "Nos volveremos a ver", le dijo de forma mental.
Una vez que se hubieron alejado lo suficiente, al fin se dignó a mirar a la mujer delante suyo. Alzó la ceja, algo extrañado.
-Vine por mis subordinados. Están esperando órdenes mías. Los estoy buscando, de hecho, sobre todo a Baranguer, pensé que lo sabrías-Gruñó, aún disgustado por la desobediencia del Sombra-¿Lo has visto? Le pregunté a Takashi, y no supo responderme

-EIEN nos ha mantenido ocupados tanto a Thresh como a mi.-Suspiró aguantando las ganas por reprocharle el contacto con Sathiel. Por otro lado, ella sabía que los centinelas habían visto a Durza por última vez con Isis Crisvector, cerca de las zonas montañosas, mas algo en su interior hizo que lo callara. Elevó una ceja a la espera de las palabras de Opeth, mientras los felinos anteriormente vistos en el lugar se acercaban a su dueña con la mayor calma posible, situándose uno a cada lado.

Opeth bufó y rodó los ojos, algo fastidiado.
-Me urge verlo-Dijo, gruñendo.-La última vez que supe algo de él, estaba al borde del colapso nervioso y medio muerto. Ojalá siga vivo, de otro modo yo mismo lo reviviré y lo volveré a matar
Suspiró, guardando la calma e intentando serenarse. Esperó a que Kyrara hablara, Opeth no era estúpido, y sabía que la mujer no había ido ahí solo para hacerle conversación o regañar a su hijo

-¿Qué es lo que pretendes con él, Opeth?-Preguntó repentinamente, guiada y apresurada por el silencio. Visualizar a su pequeño Sathiel junto a los Setan le daba una seria sensación de repudio, no le agradaba la idea ni mucho menos; aunque sabía de sobra que tarde o temprano se enteraría de la verdad.

El demonio sonrió, al fin obteniendo lo que deseaba.
-Solo quería conocerlo, ¿Acaso no tengo el derecho? Tú mejor que nadie sabe que puedo hacer lo que me plazca, por supuesto con la debida discreción. Aunque... si quisiera podría revelar todo, ¿Sabes?-Rió un tanto sarcástico-Pero no lo haré, Sathiel es un chico listo y tarde o temprano se enterará. Debo decir que me sorprendió, Kyrara. Tan pequeño y desafiándome, cualquiera que hubiera osado hacerlo ya estaría más que muerto. Tiene un gran poder, y es ahí que me di cuenta que definitivamente es mío, no del otro que dice ser su padre. Si fuera así, no tendría ni un quinto de su poder y ya lo habría aplastado con el dedo. Sathiel tiene mucho potencial, Kyrara, podría convertirse en el mayor héroe de todos o en el más vil de los villanos... no lo desperdicies solo por protegerlo.

La Jëylls corrió su mirar, no tenía palabra a su favor alguna y tampoco serviría mostrarse terca-Es sólo un niño, Opeth-Exclamó con todo el argumento de madre posible-Sé que tienes el derecho, pero también yo, y no quiero verlo sufrir, no es tiempo para ello.-Suspiró sabiendo que lo que sea que el demonio elija hacer, así sería. Su hijo había fijado meta en él y nada podría sacárselo de su mente. Sathiel era inquietantemente inteligente, era solo cuestión de tiempo. Suspiró resignada-Lo que sea que hagas, quiero estar al tanto.

El demonio suspiró, poniéndose entonces en el papel que le correspondía, viéndose menos agresivo.
-No es solo un niño, y lo sabes-Susurró, como si quisiera que nadie más le escuchara.-Está preparado para grandes cosas, las cuales no logrará si lo sigues mandando con niñeras y el se sigue negando a obedecerlos. Es curioso, sabes, que aunque tenga solo 10 años ya haga y deshaga en este lugar, es sin duda todo un pequeño alfa.-Se detuvo, meditando sus palabras-No planeo hacer nada, hasta ahora. Es decisión del chico lo que quiera hacer con su futuro, no tuya ni mía. Si él me lo solicita, ahí estaré, pero si no, no planeo obligarlo a nada, y tu tampoco deberías hacerlo
Acto seguido, el demonio se apoyó contra un árbol, cerrando los ojos, pensando en alguna cosa que no revelaría.

Kyrara asintió, debajo de todo ese instinto maternal y protector sabía que las palabras de Opeth eran ciertas-Ambos sabemos que tiene un claro propósito contigo.-Resignada miró al cielo, para posar nuevamente sus ojos en aquel ser-Sólo repito, lo quiero sano y salvo cuando regrese-Dijo dando data que sea lo que sea que Sathiel pidiera, no iba a obtenerlo en Luna Azul. bien sabía que su hijo no era corriente, además de poseer tal potencial no mostraba pena en demostrarlo: había asesinado a todos escoltas exceptuando sólo a Thresh y a Arakim por tenerle mínimo cariño, y eso no podía ignorarse.

El demonio asintió con la cabeza, sabiendo que, si bien ya había ganado gran parte del argumento, no podía cantar victoria tan pronto.
-Repito, no haré nada hasta que el chico me lo pida, o sepa la verdad y sea por decisión suya. ¿Cuanto tiempo esperarás para decirle?-Alzó la ceja, dándose cuenta que no había tenido en mente algunas cosas-¿Y que dirá tu pareja?

-Eben lo sabe, finge perfectamente con Sathiel aunque ambos sabemos que sospecha desde hace tiempo-Exclamó con baja voz-Apenas él de el pie para entrar en el tema se lo diré-Añadió Kyrara acariciando la cabeza del gato gris y ronroneante.

-Bien-Asintió con la cabeza. No es que le importara mucho lo que sucediera con el otro, sin embargo no quería causar confusiones ni pleitos para Sathiel. Mientras más saludable estuviera mentalmente, mejor sería-Prepárate, que ese momento no está muy alejado. El chico estuvo haciendo hoy preguntas... sugerentes

-Tuvo sus oportunidades conmigo también, sabe la diferencia entre las auras y demás detalles llaman su atención-Informó con un tono de lo más calmo pero con aires de preocupación-Apenas llegue hoy y tenga un segundo a solas conmigo me bombardeará-Exclamó con media sonrisa-No sé de quién sacó tal curiosidad, yo no era así-Comentó para ahora acariciar a la segunda felina.

El demonio apenas esbozó una pequeña sonrisa, casi invisible.
-Es un requisito innato. La curiosidad lleva a buscar y encontrar cosas ocultas que alguien normal no vería-Afirmó con simpleza, alzando los hombros-No le digas más de lo necesario. Puede tener poder, pero aún hay cosas que no debe saber debido a su edad. Cuando sea mayor, quizá

-Por ese motivo te lo dejo a ti, solo daré datos sobre una conexión entre ustedes-Exclamó sin apartar jamás su mirada de Opeth-Ahora que lo pienso, mañana se irá con su padr... Eben a las tierras de los Urkanger, y no volverá hasta dentro de una o dos temporadas-Hizo una pausa-Podrías pasar por él antes de que parta temprano en la mañana, por si deseas pasar la noche en la manada, eres bienvenido-Invitó con una extraña amabilidad, no era normal verla haciéndolo y menos con un desconocido para los miembros.

Opeth alzó la ceja, un poco extrañado. ¿Pasar la noche en la manada? Podría de ese modo tratar de terminar su tarea ubicando a Durza y a Matt y darle su merecido a cada uno por su desobediencia. Sin embargo, no planeaba permanecer en un lugar que representaba peligro contante. Por supuesto que no sería problema para él enfrentarse a quienes se atrevieran a molestarlo, sin embargo quería evitarse molestias.
-¿Para que retrasar lo inminente? Llámalo de una vez, que yo tengo otras responsabilidades dentro de mi clan-Dijo al fin, luego de meditarlo un poco.

-Quiero aunque sea despedirme-Dijo con firmeza y una seriedad poco fiable-Por favor-Pidió ahora un tanto más... dulce-Ambos sabemos que no volveré a verlo en bastante tiempo, y con él no tengo sentimientos de acero, Opeth-Rogó mirándolo y acercándose un que otro centímetro, necesitaba ese sí.

Suspiró, sabiendo como se sentía. El también se había tenido que despedir de un hijo con anterioridad... Sin embargo ese no era momento para pensar en el pasado, por lo que apartó esos pensamientos de su cabeza. Cerró los ojos un segundo, meditando.
-De acuerdo. Será como desees. Al fin y al cabo, tu eres la madre-Dijo al fin, susurrando, en un tono bastante más comprensivo que de costumbre.

-Muchas gracias, de verdad-Sonrió con alivio-Mañana a primera hora me desviaré del camino y lo tendrás listo, esperará por ti-Dijo dando paso a la despedida pues hacía bastantes minutos aullidos comenzaban a llamarla desde las lejanías-Sabes que si deseas quedarte, eres bienvenido-Repitió antes de agachar levemente la cabeza despidiéndose del padre de su hijo, para pasar a su fase lobuna y luego de insertar sus garras en la húmeda tierra y dejar su rastro, iniciar carrera. Seguidos, los felinos corrieron tras ella.

Opeth solo asintió con la cabeza nuevamente, para ver como ella se marchaba.
Opeth se quedaría en la manada, pero por supuesto que no dormiría... Ocuparía su tiempo en algo mucho más indispensable: Buscar a Durza. Poco a poco, se desvaneció tan rápido como había llegado.

Sus patas se enterraban en la húmeda tierra que cedía a cada paso que la loba blanca daba. Sus ojos turquesinos, mismos que los de su "madre", se paseaban por el lugar, hacia poco había llegado a la manada y después de haber conocido su lugar favorito (el lago) la joven se decidió por ir a conocer otros lugares. No supo como llegó allí en verdad, sólo había caminado un largo trecho desde hacía unas cuantas horas, pasando por praderas extensas hasta llegar allí. El silencio reinaba en el lugar, su presencia no perturbaba al contrario se complementaba con el bosque llegando a ser uno.

El crujido de huesos rompiéndose terminó con la aparente calma que reinaba el lugar. El agua se tiñó de rojizo en poco tiempo, siendo único testigo de lo que acababa de suceder. Algunos llantos se escucharon a la distancia, silenciados de inmediato por un potente gruñido.
La víctima era, ni más ni menos, que de un zorro joven de no más de un año de edad. Se encontraba en las fauces de un gran lobo, que masticaba el cuello y rompía las uniones como si de ramitas se trataran. Cuando el animal estuvo muerto por completo, el lobo lo lanzó hacia donde estaban sus familiares y se alejó, dirigiéndose hacia el agua y remojando las patas mientras bebía, ensuciando el líquido con mugre y sangre. Sin abandonar su posición, alzó las orejas, atento ante la otra presencia.

La de blanco pelaje vio interrumpido su tranquilo y silencioso andar cuando unos crujidos parecidos al partir de los huesos se escucharon en el ambiente. Aun con aquel delicado caminar se dirigió al lugar donde aquellos ruidos provenían quedando perpleja, atónita y congelada al ver aquella montaña de zorros muertos a un lado de su madriguera, aun chorreando sangre por montón. Suspiró y meneo la cabeza ¿Quien podría hacer eso? ladeó la cabeza y su mirada turquesina se clavó en la espalda de un lobo de una altura mayor a la de ella (por unos centímetros), el cual se encontraba metido en el lago limpiándose de toda huella del crimen. La joven loba iba a protestar más prefirió quedarse completamente callada, era otro miembro de la manada y a este no lo conocía.

El lobo apenas volvió la mirada hacia la recién llegada, sin mostrar emoción alguna ante la conmoción que había creado su obra. No era la primera vez que mataba por deporte ni sería la última, entonces, ¿Para qué preocuparse?
Siguió bebiendo, hasta que el sabor metálico de la sangre desapareció por completo de su lengua. Alzó ligeramente la cabeza para observar mejor a la loba apenas unos segundos, para después volverla hacia el agua, observando. Apenas unos instantes después se lanzó hacia el líquido, sacando a un pez con una zarpa, era un tanto pequeño pero aún así consideró que serviría como una golosina. Se lo tragó de un bocado.

Aunque por dentro la loba de blanco pelaje estaba perpleja, por fuera solo mostraba serenidad y tranquilidad, su rostro nulo de emociones y su gélida mirada turquesina (igual que la de su 'madre') se posaba en aquel lobo que se había percatado de su presencia más nada hizo al respecto. Amy se sentó sobre sus cuartos traseros aun espectando, tratando de deducir quien era aquel ser que nunca antes había visto, aunque para ser sinceros ¿como puede ser que después de unos días de haber llegado la loba iba a conocer a todos sus miembros? Bostezó y corrió su cola enroscando-la a su pata izquierda, aun mirando a aquel extraño que le despertaba curiosidad.

El macho, después de haber saciado su hambre -tanto la fisiológica como su imperiosa necesidad de cazar por diversión-, volvió tras sus pisadas, saliendo del agua.
Una vez fuera, se irguió en todo su esplendor. Si bien no era muy alto, tenía la complexión muy robusta y el pelaje erizado y sucio, dándole un aire hostil aunque no pretendiera prestarse con esa impresión. Miró a la loba ahora directamente, con esos ojos azul claro, tan calmos y tranquilos, tan incongruentes de toda su figura.
-¿Se te ofrece algo?-Preguntó, con un tono neutro, ni interesado pero tampoco con ánimos tajantes, simplemente por mera curiosidad. Su voz, gruesa pero aún no definida completamente, apenas acababa de adoptar los matices propios de un adulto.