Gran Bosque

- No, mira, si yo te lo digo por que siempre tienes esa cara de aburrido.
Arakim golpeó el hombro del pelinegro amistosamente, provocando una fiera mirada por parte de Sony. - Sé que vas a negarte igualmente, pero a lo mejor te hace sentir bien con poca cantidad.
- ¿De que rayos me estás hablando? -farfulló el de ojos verdes.
- ¿Que no es obvio? - El escorpión sacó un pañuelo de su bolsillo y lo desenvolvió para dejar ver unos polvos blancos.
- ¿Qué... ? A tí se te va la cabeza. Normal que estés así de trastocado -repuso apartándose con desprecio de su lado.
- No seas aguafiestas, Sony! No puedes opinar si no lo has probado...
- ¿Por qué querría probar algo tan asqueroso?
- Qué asqueroso ni qué perro muerto. Lo que a ti te pasa es que tienes miedo. Solo tienes que acercarte y aspirar, como si olieras una margarita.
- Ya. Claro. Estoy temblando. -Bufó, cruzandose de brazos.

Thresh no evitó sonreír al entender por fin el sentido de las palabras de Arakim. El azabache se mantenía oculto en la copa de un árbol, sin emitir señal ni por sonido, aroma o aura. Era simplemente una sombra.

Sony se acercó cautelosamente al pelirrojo de nuevo, analizando los polvos con la mirada.
- Yo no me fío de las cosas que afecten a la mente. Ya sabes, hay algunos que la necesitamos fresca y despierta para sobrevivir... -miró de reojo a Arakim, tras la indirecta.
- Imagínate por un momento que esto no degrada la mente. A lo mejor la mejora a largo plazo y nadie lo ha demostrado...
Sony se quedó en silencio, optando por decir:
- ¿Ves cómo has te has metido demasiado anteriormente? Así funcionas, claro.
- Hablo en serio.
Arakim se entretuvo en hacer dos montoncitos con los polvos, alargándolos hasta formar dos rayas.
-Que se siente? -preguntó el pelinegro sin ocultar más su curiosidad.
- Bien. -contestó el pelirrojo sin indicios de revelar más. Sony puso los ojos en blanco.- Tendrás que descubrirlo.

-Es sólo el elixir de las fieras-Anunció Thresh, bajando de las ramas con el fin de acercárseles. El can se movía con aires de serpiente, como si siseara con el viento en contra. Sus largas y puntiagudas orejas se mantenían plegadas, con su mentón bien en alto.

Arakim se sobresaltó al oír la voz y escondió el papel con los polvos detrás de su espalda. Miró de reojo a Sony, pero finalmente optó por volverlo a sacar cuando se dio cuenta de que el lobo lo había visto.
- Gente que se une en el momento más indicado... -bufó. Pasó a sonreir, reconociéndole por la descripción que le había dado Evans días atrás-. ¿Tú también quieres un poco, Thresh?

Sony lo miró con desconfianza.

-No, no gracias-Exclamó con una sonrisa de lo más peculiar, casi como si les tomara el pelo. Se sentó frente a ambos, en su forma lobuna aún claro. Era realmente enorme, simplemente optó por callarse y mirar detenidamente sus acciones.

-Ah, mejor. Es difícil de conseguir por estos sitios. -Arakim miró de reojo a su espectador y luego a Sony. Tardó casi dos minutos en rebuscar por sus ropajes y encontrar un tubito de metal con las iniciales de su apodo grabadas, además de ciertos motivos egipcios que ocupaban toda la superficie.
- Esto sí que te da la inmortalidad. Venga, primero tú.-sonrió, tendiéndole el tubo a Sony.
- Por qué yo? -murmuró con cautela.
- Por que si no te echas atrás. Ja.
- ¿Y si me niego?
- Niégate.
Arakim alzó la vista y empezó a imitar a una gallina a voz en grito. Sony apretó los dientes y le arrebató el tubo orgullosamente.
- Eres un gilipollas. Qué se le va a hacer. -espetó inclinándose sobre el papel y aspirando por el tubo hasta que no quedó nada de su raya.
El pelirrojo el miró en silencio, con espectación. Sony se limitó a estornudarle en la cara, pero ningún polvo blanco volvió a salir.

Thresh miraba con ansias de más a Sony, esperando algo divertido al menos. El Setan mantuvo la socarrona sonrisa, disimulada con falsa curiosidad.

- ¿Qué tal? ¿qué sientes?
- Calor -farfulló-. Mucho calor.
- Mira. ¡Ja ja! Tienes las pupilas dilatadas como un gato, igualito que la niña que parece sacada de una película de miedo, esa tal Anouk.
- Tú tienes los ojos más grandes que dos huevos de avestruz, si te sirve de consuelo. -contestó con extrema rapidez.
- ¿Qué? Ah ¿Así es como me estás viendo? ¿Y cómo es él? -preguntó señalando a Thresh.
Fue a contestar, pero se le trabó la lengua y tuvo que empezar de nuevo, varias veces.
- Tiene ojos de cocodrilo. No me gusta. Los cierra al revés. -consiguió decir.
- Ah, los párpados, los cierra desde los lados. Acércate, mira mejor.
Arakim empujó al muchacho hacia Thresh, pero este se resistió en un ataque de violencia.
- No!
- ¿Por qué? -le empujó de nuevo hacia él, pero Sony le dio un codazo en el vientre y ambos cayeron al suelo al estar tensionados hacia atrás.
- No! -repitió, notando como le temblaban las piernas sin su permiso.
- ¿Le tienes miedo? -rió el pelirrojo, aún con la mano en la tripa por el dolor.
- No me gustan los cocodrilos... -se excusó, mirando a Thresh con recelo y retrocediendo.

Thresh simplemente cayó en un mar de risas, desbocado y siniestro. Se acercó a Sony a paso lento-Hola, soy un cocodrilo-Bromeó causando el terror que pretendía.

- ¡Deja! ¡Quita! -El pelirrojo le sujetó de los brazos con una sonrisa- ¡Arakim, estúpido!
Sony pataleó varias veces hasta que se cansó, retrocediendo hasta donde le fue posible y agazapándose temblorosamente.
- ¡Eh, ni un paso más! -amenazó el muchacho, abanicándose con la mano por el calor repentino que le sobrevenía.

El azabache solo rió una última vez para detenerse, deleitándose con su sufrir-¿Satisfecho, niño drogas?

El pelinegro tomó su forma lobuna, alzando la cabeza para morder a Arakim en la clavícula y lanzándole hacia Thresh con increíble fuerza. Por suerte, Arakim era difícilmente dañable y logró agarrarse al suelo para evitar mas impulso.
- Satisfecho cuando desaparezcas. -espetó Sony, levantándose y moviendo la cola de un lado para otro con rapidez. Se sentía con energía suficiente para hacer cualquier cosa, pero manteniendo las distancias entre él y el 'cocodrilo'.

-¿Aún le temes al coco?-Preguntó Thresh clavando sus garras delanteras en la tierra, no iba a moverse y lógicamente, lo provocaría aun más.

El chico alzó la cabeza para mostrar los colmillos, la visión era mejor de lo que nunca antes la había tenido. Los colores diferenciaban a Thresh del paisaje, como si su rival estuviera iluminado por algún tipo de foco, y era capaz de escuchar perfectamente cada movimiento del lobo y obviar el resto. De hecho, el sonido de la tierra bajo sus patas había resultado molesto.
Quiso actuar, pero no sabía como. El corazón le latía con fuerza, le pedía correr, atacar y morder, pero al mismo tiempo se desestabilizaba el suelo si se quedaba mirándolo demasiado tiempo. Y entre tanto, calor. Mucho calor.
- No le temo a nada -dijo, alzando la voz. Probó a acercarse, casi frenándose a sí mismo.

El pelirrojo suspiro y alzo las palmas en actitud inocente.
-Yo me largo. Si preguntan, no he tenido nada que ver aqui. -Arakim se volvio alegremente para alejarse caminando.

En otra parte del bosque una potente, punzante e inquieta aura rodeaba a una hermosa joven mujer, recostada vagamente sobre una gruesa rama de un árbol. Uno de sus brazos así como una de sus piernas colgaban libremente del costado de la rama, en su otra mano jugueteaba un cuchillo, que giraba con gran habilidad ida y vuelta entre sus nudillos. Sin duda alguna esa aura correspondía a un Auril y solo había una mujer del clan en Luna Azul al momento, Kilian. Tanto la posición como, si alguien la viera, expresión de la mujer expresaban solo una cosa: puro aburrimiento.

Arakim no tardo en dejar atrás a los dos lobos para entrar en una zona mas desprovista de arboles.Tomo tambien su forma lobuna para caminar mas comodamente.
- In the jungle, the mighty jungle, the lion sleeps tonight... -canturreo con la vista clavada en sus patas y sintiendo a Epona corretear por su pelaje. Alzo la vista repentinamente al captar otra presencia, mas a causa de ser femenina que de ser Auril.
-Epona... ¿Tendremos cena hoy? -susurro sin esperar respuesta y sin dejar claro el sentido en el que iba.

La joven Auril pronto sintió la presencia que se aproximaba sin molestarse mucho más que simplemente entornar los ojos para ver quien era con esa típica sonrisa de picardía en sus labios. Luego de ver al enorme lobo rojo centró su mirada nuevamente en su cuchillo como si le desinteresara. También sintió la presencia del arácnido, cosa que tal vez pocos se molestaban en notar pero aún así decidió actuar con indiferencia.

Arakim siguió caminando con toda la parsimonia del mundo, tardando un par de minutos en llegar hasta el árbol donde se encontraba Kilian. Sentándose al pie, espero un momento más para dedicarse a olisquear su aura, pero cansado de mantenerse al margen de tan atractiva mujer, el Escorpión escaló hasta la rama donde se encontraba y se sentó a un par de pasos de distancia. Demasiado pocos, a decir verdad.
Con todo su descaro, le dedicó una mirada de cómica complicidad a la vez que le decia:
-Bueno, querida. Sabes que ha sido una decisión difícil para mí, la verdad. No nos conocíamos mucho, yo no le gustaba a tus padres, el trabajo nos distanciaba... En fin, esas cosas que pasan. Pero el amor no tiene límites, y me he dado cuenta de que te quiero. Porque, digo, después de todo el esfuerzo que has hecho por conquistarme me he dado cuenta de lo importante que es esto para ti, y finalmente he venido para quedarme. Ahora soy tuyo... -ronroneó el lobo tumbandose boca arriba y esperando un beso de 'reconciliación' de la completa desconocida.

Para ignorancia de Arakim, segundos después que este subiera a encuentro de Kilian, un niño tan descarado como su progenitor hizo aparición en otra rama que se encontraba detrás y de costado de donde se encontraban los dos, a plena vista de Kilian pero a espaldas de Arakim. El niño comenzó con perfecta sincronía a hacer la exacta mímica de las palabras de su padre con exageradas expresiones tanto faciales como físicas y haciendo puchero con los labios al final. La joven Auril observó todo aquello al borde de la desesperación, al finalizar el discurso de conquista del egipcio partió en risa sosteniendo su abdomen mientras llenaba el aire de carcajadas y se retorcía sobre si misma sin caer de la rama. Anakin continuaba con sus labios estirados y cara de completo idiota, ridiculizando a su padre.

Arakim agachó las orejas al ver que algo no estaba resultando como debía. Rodó sin caerse para volverse a levantar y ordenó a Epona que se girara para mirar hacia sus espaldas mientras Arakim compartía su vista. Al descubrir a su hijo no reconocido sintió como se le hinchaba la vena del cuello, pero se limitó a fingir que no se había dado cuenta y a colgarse de la rama en actitud juguetona hacia Kilian. Cuando percibió que Anakin le había imitado, estiró la pata trasera para darle una fuerte patada que le hizo volar por los aires gracias a la tensión y los pocos apoyos en la rama. Cuando finalmente cayó al suelo, el Escorpión se giró para encararle desde la rama.
- ¿Nadie te ha dicho nunca que ojalá te mueras y nos hagas un favor a todos? -espetó-. Estás estropeándome la caza.

Anakin quedó acostado en el piso, sin haber sufrido daño alguno por su capacidad de repeler superficies. Sonriendo respondió
- Esta es la trigésima segunda vez que me lo dicen en la semana....-dijo, moviendo un poco la cabeza y alzando una ceja con una media sonrisa demostrando orgullo. Se paró y volvió a materializarse en la misma rama.
Kilian paró de reír luego de esa conversación, limpiando sus celestes y seductores ojos de las lagrimas que afloraron de tanto reír.
- Yo lo conservaría...-resonó la atrayente voz de la Auril. Acto seguido, desapareció y volvió a aparecer en la misma rama que el niño, acariciando su cabello con una mano y enviando una pícara mirada al egipcio.
- Los padres ciertamente tienen algo sensual...-remató la hermosa joven mientras Anakin miraba a su padre con rostro triunfal.

Arakim alzó las orejas y saltó grácilmente a la rama en la que estaban.
-Ah si? -se interesó- Y si he sido padre mil veces entonces tengo bonus?
Con la pata alejó a Anakin de la chica y le hizo retroceder hasta colocarle detrás de él, tapándole los ojos con la cola e inclinándose hacia Kilian osadamente. Lógicamente, estaba probando sus reacciones.

La mujer observó los movimientos del Escorpión con detenimiento. No se movió en lo absoluto, esa juguetona y pícara sonrisa se mantenía en sus labios y la mirada seductora aún reinaba en sus ojos.
- Eso depende...¿Qué clase de padre?...-preguntó alzando muy levemente la cabeza de manera que estaba mirando directamente a Arakim, a pesar de la peligrosa cercanía de este.