Hannibal Lecter Setan vs. Durza Baranguer Setan.

Ambos hombres llegaron al mismo tiempo, simultáneamente, uno de cada lado. No se hablaban, casi ni siquiera respiraban. Lo que había ocurrido en la última batalla de Hannibal no había pasado desapercibido para los oídos de Durza y sin embargo, por una razón que ni él mismo comprendía, no se atrevió a decir nada. 
Se detuvieron a apenas unos metros el uno del otro, Hannibal lo miraba fijamente y sin embargo a Durza le costaba mantener los ojos en un solo punto, comportamiento típico en él cuando no se sentía a gusto o estaba tenso por alguna situación. 
El híbrido apenas esbozó una sonrisa... y sin previo aviso corrió a toda velocidad, apareciéndose a escasos centímetros de Durza, propinándole un fuerte golpe en la mandíbula, que lo envió varios metros hacia atrás. Sin embargo el Sombra no se vio perturbado, no, por el contrario, antes de salir disparado hacia arriba, atinó a contraatacar con una poderosa cachetada a puño cerrado. Ambos salieron disparados, y sin embargo no perdieron el equilibrio, no, por el contrario, en una sincronía perfecta, los dos amigos lanzaron una poderosa ráfaga de arché: Durza fuego, Hannibal oscuridad.
Los elementos colisionaron en un terrible estruendo, quemando todo el campo de batalla a su alrededor en una explosión que destruyó todo a su paso. Cuando las ráfagas cegadoras dejaron ver el paisaje, varias flamas de fuego negro danzaban, antes de extinguirse. 
Los dos contrincantes se levantaron de sus posiciones y nuevamente avanzaron el uno hacia el otro. Esta vez si hablaron.
-No pelearé contigo, hermano-Durza fue el que rompió el silencio, mirando a Hannibal sin expresión alguna, algo demasiado extraño en alguien como él y más aún en la situación en la que estaba.
-Yo tampoco. Lo lamento, Durza-Se disculpó el híbrido con una media sonrisa culpable. No fue necesario que dijera más, el Sombra sabía muy bien que se refería a todo lo relacionado a la pelea más reciente que había tenido y todo lo que había sucedido en relación al Sombra, a quien había involucrado involuntariamente.
el pelirrojo negó con la cabeza. Al fin sonrió un poco, aunque fuera un poco, y le tendió la mano a Hannibal. 
-Ya no importa. Algún día ella se tenía que enterar-Rió algo melancólico, evocando el recuerdo de la taza de té rota de la frustración.
-Será para bien-El híbrido aceptó el apretón de manos y sonrió más ampliamente.
-Eso espero hermano, eso espero-Suspiró sin muchas ganas.-Vayámonos de aquí, no me agradan los espacios abiertos
Hannibal simplemente asintió, y ambos partieron de la escena.