Kyrara Aíma Jëylls vs. Durza Baranguer Setan

En su forma de lobo, Durza llegó al lugar moviendo alegremente su cola y trotando como lo haría un despreocupado cachorro. Se transformó en humano apenas hubo llegado a su destino y se tumbó boca arriba mientras dejaba que el calor del lugar lo abrazara. Hacía mucho que no luchaba en un volcán.
Cerró los ojos sin preocuparse, esperando a su rival.

La cánida negra de ojos azules llegó, a paso lento y despreocupado, inspeccionando el lugar con todo el tiempo del mundo. Miró atenta a quien sería su rival, sonriendo-Hola, Durza-Saludó meneando la cola de un lado a otro, suave y elegantemente.

El Setan abrió únicamente un ojo y sonrió de lado, como era común en él.
-Ah, hola querida, justo a tiempo-Se levantó y estiró, dejando que sus huesos tronaran placenteramente. Se transformó en lobo viendo que la mujer permanecía en esta misma fase, y esperó, enterrando sus garras metálicas en el suelo, rascándolo.
-Las damas primero-Le dijo asintiendo con la cabeza, esperando a que ella ejecutara su movimiento.

-Voy a golpearte más fuerte sólo por haberte olvidado de mi-Dijo con gracia, sacudiendo su cabeza, para así iniciar. Kyrara sonrió enseñando los colmillos, quién sabe si una simple mueca o amenaza. La loba era realmente elegante y a simple vista tan delgada que parecía frágil, mas quedó todo opacado por su primer movimiento. Elevó sus patas delanteras, quedando sobre las traseras tomando el suficiente impulso al bajar, que sus garras provocaron un temblor enorme. Grietas se abrieron en dirección de Durza, provocando que lejanos estallidos se escucharan, rocas del tamaño de camiones rodaban colina abajo, el volcán gruñía, el escenario parecía destruido y en ese momento Kyrara desapareció.

El lobo miró la avalancha y apenas hizo un movimiento para evitar las rocas, sabía que claramente se trataba de una distracción. Rugió y una explosión de fuego se elevó a su alrededor, quemando todo todo a un radio de tres metros a la redonda, si la loba estaba ahí, recibió el impacto.
-¿Yo? Desde que presumes ser pareja del Urkagner ya no nos diriges la palabra-Meneó la cola, atento a cualquier movimiento de su rival.
Se levantó y, sin extinguir su fuego defensivo, saltó entre los bordes afilados, tanteando el terreno.

Quien sabe donde, ella suspiró aliviada sintiendo el calor que emanaba el fuego de Durza.
Escuchó la afirmación del Setan y no evitó sonreír. Con una simple orden de su mirar, las rocas que en ese momento él pisaba comenzaron a moverse, elevándose y bajando, obligandolo a luchar por su equilibrio.

Durza, como si fuera un juego, simplemente saltó de roca en roca buscando la que más estable estuviera. No funcionó, por supuesto, sin embargo no se turbó ni un poco, realmente se lo tomaba como un juego.
Decidió entonces utilizar su fuerza bruta, por cada salto que daba producía un pequeño temblor y, del mismo, salía una gran onda expansiva que emanaba fuego. Las pequeñas rocas incendiadas volaban como proyectiles hacia todos lados.

Y antes de tocar la siguiente roca, unas fauces emergieron hacia él. Kyrara lo tomó por el cuello justo por debajo de sus patas, tumbándolo hacia atrás. Pero rápidamente se alejó unos considerables metros. No emitía aura, no respiraba, como siempre.

El lobo ni siquiera hizo un ademán de levantarse. En cambio, inhaló fuertemente y una enorme llamarada salió de su hocico, inundando todo el lugar. Mientras las llamas resplandecían cegadoras, el lobo se lanzó hacia su contrincante y embistió, clavando sus garras de acero hirviendo en el pecho de la loba.