Agua y Aceite: Cuando las diferencias se encuentran [Priv. Jashin-Sama y Polucha]

Desde el césped Velence pudo escuchar el gruñido masculino y se mantuvo en silencio pensando que tal vez el muchacho había querido mostrar un gesto de amabilidad, era una lástima que ya la hubiese hecho enfadar antes. En su forma lobuna, la dama abrió uno de sus ojos para observar en un árbol que veía a la perfección, la figura humana de James mientras lo trepaba buscando al parecer, un poco de comida -Si tienes hambre, ¿Por qué no cazas?-Sugirió sin moverse de su posición, volviendo a cerrar sus ojos.

Velence continuaba con sus ojos cerrados ya con la calma nuevamente en ella, escuchó la voz masculina de quien la "acompañaba" en el lugar esta vez un tanto distinta pero aún así se mantuvo en su sitio. Escuchó las palabras más inesperadas y no pudo evitar abrir sus ojos hasta oír el final acompañado de un suspiro, se sentó transformándose en humana sin decir nada y empezó a tomar un par de cosas hasta levantarse y caminar deteniéndose frente al árbol donde estaba James, le extendió su mano enseñando su palma llena de frutos rojos especialmente tomados para él y apartó su mirada sin ninguna expresión fija -Si yo soy capaz de hablar con alguien, tú eres más capaz de sobrevivir de lo que esperas, ¿Por qué no simplemente las tomas y evitas que diga y haga todas estas tonterías?-Dijo con seriedad y un tono un tanto brusco, apartando con la mano libre un mechón de cabello que le estorbaba, simplemente diciendo aquellas palabras como si fuesen más que suficiente o para darle,quizás, un nuevo motivo al muchacho para que bromease con la dama.

Con una mirada confundida, la chica lo siguió con la vista y se sentó en otra roca un poco más pequeña junto a él notándose así la diferencia de estatura estando incluso sentados.
-De nada-Soltó viendo de reojo a James y sus cómicos labios rojos, podría habérsele escapado una risa de no ser porque la escondió fingiendo una pequeña tos, nuevamente con naturalidad llevó un fruto a su boca y lo saboreó hasta finalizarlo y poder hablar a pesar de que sus labios seguramente estarían teñidos como los ajenos -Antes de que digas nada te advierto que si se te ocurre hibernar no me va a importar en lo más mínimo incendiar los lares mientras no estés o tirar rocas hacia el que se atreva a a interrumpirme-Afirmó llevando sus orbes color miel hacia él -O...podría convencer a las demás chicas de que un muchacho loco las torturará si ponen un pie en su cueva, de ese modo hacerte el coqueto quizás se te complique un poco-Sentenció con satisfacción intentando torturarlo de una manera divertida, o al menos para ella.

Con la frase que pronunciaron los labios ajenos a los suyos se sobresaltó ahogándose -¿¡Q-Qué has dicho!? Que te quede claro, no me interesas así que vete olvidando de la idea-Añadió Velence replanteándose mentalmente el asesinar a la molesta criatura con sus llamaradas en cualquier instante.
-¿Cuidar mi territorio? Eso quisieras...-Comentó quejándose mientras comía otro fruto.

La joven resopló sin pronunciar palabra alguna mientras oía la carcajada de James riéndose de su reacción, continuó comiendo los frutos con mayor rapidez, como producto de su enfado hasta terminarlos, pues no le quedaban muchos y no eran muy grandes, miró la palma de su mano y vio un leve color rojizo gracias a los frutos, se transformó en loba únicamente para lamer su propia pata limpiándola y luego volvió a su forma humana levantándose aún un tanto molesta mientras las llamaradas pequeñas comenzaban a aparecer nuevamente.

Velence miró al muchacho y se preguntó por qué rayos ella seguía ahí, ¿Por qué aquel muchacho no estaba hecho polvo ya? ¿Por qué continuaban hablando? Aquella muchacha incapaz de pasar mucho tiempo con alguien antes de pulverizarlo podría estar haciendo una excepción inconscientemente, volvió a tomar asiento y miró las manos del muchacho donde quedaba solo un fruto y tenía pinta de ser delicioso, con una mirada divertida se acercó a él y se lo arrebató -Ya cállate-Dijo antes de llevárselo a la boca y poder saborearlo, ciertamente sabía más bien que los otros.