Amor Robado [Rol Priv. Amaranth - Hepzebah]

Ya hacía días que el hombre atravesaba este inmenso bosque, asediado noche y día por la nieve y el vendaval. Aún así, su pecho y torso estaban descubiertos, nada más que una camisa blanca y claramente desgastada por su largo viaje se posaba sobre sus hombros y quedaba desabotonada al frente, aparentemente su portador no era tan aficionado al ropaje. De su piel destacaban complicadas marcas que formaban una especie de patrón, tan negras como el negro puede llegar a ser. Su rostro era masculino y atractivo, poseía facciones bien formadas pero lo más interesante eran sus poderosos ojos ambarinos, de mirada dura y potente. Avanzaba por la nieve con un paso determinado y seguro, el hecho de que transitaba el territorio de una manada, que rondaba lares hostiles, no lo perturbaba en lo más mínimo...

Como una pantera acosa a su presa, una mujer seguía al viajero con su dura y punzante mirada azul. Su aroma y aura la habían alertado hacía ya horas y verdaderamente llegar a él le había costado un viaje considerable, que atravesaba completamente su territorio.
La nieve lo cubría todo, dejando sólo unos pocos recovecos a la vista, y uno de ellos era la cabellera fuego de la muchacha.
Bajó de un salto tan delicado como solamente un felino podría hacerlo, parada a espaldas del intruso, no dijo nada, solamente afiló sus ojos. Su simétrica figura lucía unas cortas ropas elegantes, pero maltrechas por las batallas que delataba, al igual que unas pocas cicatrices en su cuerpo. Esperó dejando jugar a su pelo, con el viento, molesta claramente.

Los ojos ámbar del intruso permanecieron unos cortos segundos en la roja cabellera de la mujer, quien claramente venía a cuestionar su presencia en estos lares. Sin embargo, la única respuesta del gran lobo fue una pícara y arrogante sonrisa de lado. Incluso sin ver aún el rostro de la mujer, era claro que estaba irritada.
"Espero que la razón para interponerte en mi camino esté justificada, linda" Comentó, rebelando una voz masculina de tonos bajos y roncos, terriblemente atractiva pero igualmente intimidante, el tipo de voz que hacía un escalofrío bajar por la espina de quienes estaban en su presencia.

Kyrara dio una ahogada risa corta, tan sarcástica como pudo-Tu camino seguirá mientras te alejes de mi manada-Dijo tan simple y concisa que el silencio resultó algo incómodo-Lamento molestarlo-Agregó con falsedad, enderezando su esbelto cuerpo y elevando el mentón, la alfa había hablado y para cualquier ser conocedor de jerarquía, ella la derrochaba por todos lados.

El rubio afiló levemente la mirada, esa expresión de atrevimiento aún decorando su rostro- Lo siento, pequeña alfa, pero sucede que debo transitar por tu manada...Puedo hacerlo rápidamente si eres tan amable de salir de mi camino o puedo atravesarlos de lentamente y de una forma nada bonita...- Dijo, completamente inmutado por la jerarquía, el crudo poder que emanaba la pelirroja. Su ambarina mirada aún quemando agujeros en la nuca de la mujer y esa quisquillosa sonrisa de lado que habría sacado de quicio hasta al más paciente.

-Me gustaría verlo, querido visitante-Invitó con una tierna voz, asquerosamente falsa, similar al ronroneo más traicionero del gato más peligroso. Ella sonrió, casi amable, sin moverse ni un solo centímetro.

- Tal vez en otra ocasión, preciosa...-Sonó la atractiva voz del Urkanger, quien recién ahora dejaba que su aplastante y poderosa aura tomara posesión del lugar. Súbitamente el ambiente pareció volverse aún más frío de lo que ya lo era. Y luego continuó su caminar. Al pasar junto a la pelirroja fue aún más evidente la intimidante estatura del hombre que sacaba cabeza y media, si no un poco más, a la mujer. Ni siquiera ladeó la mirada para ver el rostro de la Alfa, pero esa traviesa sonrisa de lado no se movió de su lugar en los labios del rubio. Ya había dado un par de pasos pasando a Kyrara....

Ella cerró sus ojos al instante, deleitándose con el aura del hombre, aunque no tardando en reaccionar.
Elevó un puño, levantando a la par una pared de roca frente a él, obligándolo a frenar tan deprisa como apareció-¿Acaso vas a negarle un capricho a esta dama?

- Jamás haría algo así...-Respondió, una melodía en su voz que falsamente indicaba indignación ante la pregunta de la pelirroja pero que, por lo bajo, estaba lleno de esa seductora y atrayente entonación.- Si deberé posponerlo, el asunto a mano es...urgente, en todo el sentido de la palabra...-Agregó, finalmente girando su cabeza para posar sus potentes y ambarinos ojos en los azul de la pelirroja. Fuego y hielo, analizándose el uno al otro. Una muy leve sonrisa de sorpresa pero aún más, de satisfacción tiró muy suavemente de uno de los costados de la boca del Urkanger. La pelirroja ciertamente era preciosa, en cada detalle, y si bien él claramente aprobaba y confirmaba esa afirmación, por alguna razón no se doblegó ante la hermosura de la Alfa, por lo contrario, irguió su postura, sin quitarle los ojos de encima.

-¿Cómo puedes asegurarme entonces, que tusa intenciones no afectan a mi manada, lobo?-Indagó haciendo énfasis en el último adjetivo, clasificándolo, casi como si quisiera insultarlo al degradarlo. Kyrara sonrió inclinando su cabeza a un costado, adoptando postura casi tierna, pero escondiendo ese filo letal en sus ojos.