Isis Crisvector vs. Kyrara A. Jëylls

La pelirroja de ojos azules apareció emergiendo desde las sombras, caminando con total elegancia y maestría por el resbaloso piso.
Miró al cielo, el sol quemaba.

La hermosa joven hizo su aparición contagiando el lugar con su hermosura. Más pensativa que otros días, observando de forma distraída sus alrededores, como acostumbraba, para saber a lo que se enfrentaba y en qué circunstancias. A pesar de su gran intelecto que le permitía analizarlo todo sin esfuerzo alguno seguía pensativa, absorta en su última batalla.

-Buenos días querida Isis-Saludó la de ojos azulados, sin mirarla directamente ni mostrar signos de atención en ella, solo habló.
De un suspiro sonoro nació un bostezo, para así, al finalizar, si tomar contacto visual.

La joven le lanzó una mirada un tanto indiferente, pero no en el sentido de que querer ignorarla, sino como con ojos despistados y aun absortos en algo más que aquel lugar.
-Kyrara... - se limitó a decir para regresar a su atadura de cabos mentales. Aun con la mente dividida, se mantuvo atenta a todo.

Iba a responder con un ataque mucho más impulsivo que de costumbre, hasta oír aquella voz ta chillona y familiar desde la selva.
Miró a Isis, sabía que ella la escuchaba a la perfección también-Kaede...-Susurró mirando la supuesta posición de la nombrada.

>>Oh no...<< se dijo a sí misma. >>No ahora.<< la Crisvector alzó la mirada a un segundo de que hiciera aparición un aura que prácticamente hizo estremecer a la tierra y el aire a su alrededor. El rostro de un demonio inanimado, frío y aterrador se posicionó en medio de las dos mujeres. Lekk no habló de inmediato, y el ambiente se volvió más pesado de lo que ya era.

Una mueca entre frustrada y cansina se dibujó en los rojos labios de la Jëylls, mirando a la adolescente que se dejaba apreciar, y a Lekk.
Siguió viendo a Isis, ya resignada-¿Quién?-Preguntó al de mayor edad.

Por primera vez en mucho tiempo, Isis no reaccionó ante un asunto EIEN. Por el contrario, la chica bajó su mirada, convencida de que el trabajo se tenía que hacer pero sin el singular espíritu que siempre la acompaña. Lekk la observó por un instante, pero retuvo su usual indiferencia.
- Junsth, Alasska. Intenta desertar. Lo habríamos hecho nosotros... - habló con una siseante voz áspera. - Pero Z prefiere que sean ustedes quienes se encarguen del trabajo. No es muy difícil adivinar el porqué.
-¿A dónde se dirige? - por fin habló Isis con la mirada aun en el suelo.
-Se activaron los campos en Certum, no puede ir muy lejos de ahí. - acotó Lekk.