LAGUNA CONGELADA

Una sombra, distinguida como humana, se alzó entre la extensión del terreno, mostrándose distante y desolada. Lo único que acompañaba a aquella figura masculina era aquel abrigo de tan gruesa tela y aquella capucha de pelo que conseguía darle un toque misterioso ya que su rostro no era visible por las sombras. Y aún con aquel abrigo de unos cinco kilos encima de él, casi podría aplastarlo, podía sentir la brisa congelar su nariz y dedos. No tardó en meter las manos en lo más profundo de sus bolsillos, siempre agradables por el calor que emanaban. Podía notar cómo el pelo caía en su frente de manera incómoda, agitándose por la brisa y consiguiendo que aún pudiese ser más molesto. Mantuvo su rostro inexpresivo, mientras que sus sentimientos luchaban a la par entre relajación o agobio. Y es que aquel paisaje tan incoloro le agradaba de una manera que no podría hacer el mismísimo amanecer manteniendo su mente desocupada y completamente relajado, sin necesidad de pensar en nada con demasiada claridad. Decidió retomar el camino, si bien sabía, una laguna abriría su camino en algún momento del trayecto pues aquella era lo que buscaba en toda la extensión. Siempre se había visto fascinado en los fenómenos del tiempo bajo cero a pesar del todo el frío que podía dejarse sin la función de un dedo. Su pelaje de lobo quizás podría haber podido aportar algo en aquel momento, pero, ¿qué mejor venir a una laguna en forma humana cuando tu sentido del tacto está completamente desarrollado? Si tuviese que elegir entre sus sentidos favoritos el tacto sería una respuesta instantánea, pues ya lo echa de menos en su forma lobuna. Así que, en cuanto llegó a divisar aquella laguna, no pudo evitar agacharse para comenzar a tocar aquel cristal con sus dedos a pesar del frío congelador que emanaba; encontraba una gran belleza en aquella laguna y no podía dejar de observar aquella agua congelada con delicadeza, como si fuese a romperse si su mirada no pasase delicadamente. En seguida, se levantó cuando dejó de estar hipnótico en aquel translúcido y miró alrededor casi con desinterés para comenzar a aventurar sus pies entre la fría nieve y acabar sentado en el borde del lago con las piernas cruzadas, observando los árboles que parecían pintarse de blanco por la nieve, todo aquello parecía incluso mágico.

Entre las danzas de su mirada por los árboles, pudo divisar algo. ¿Una figura humana? Sí, parecía serlo; pero, ¿qué hacía aquí un humano? ¿Sería un licántropo, por casualidad? ¿Quién era? Sólo sabía que tenía la nariz metida en un libro y estaba al otro lado del lago, ni siquiera podía reconocerla ya que aquel libro podía tapar todo su rostro de una. Le era interesante que alguien pudiese estar en medio de la nieve leyendo un libro pues era curioso. Sonrió de manera ladeada, mostrando sólo uno de sus colmillos por un momento, ¿por qué? solía hacerlo cuando una persona le parecía interesante, por alguna razón le hacía sonreír haberse ''rebajado'' hasta tal punto donde alguien pudiera parecer interesante al moreno. Aunque no hizo nada para remediar su curiosidad, se mantuvo sentado, mirando a la figura que se alzaba al otro lado de la laguna, esperando que el libro se desvaneciese de su vista y pudiese averiguar qué rostro se escondía tras él. ¿Masculino o femenino? Hmm...