[Libre] [Máx. 5]

No muy lejos de la zona del bosque dónde se encontraba Becca, en su forma humana y con el pelo recogido en una característica trenza larga, Rebecca se escondía. Era muy tímida y, al ser la nueva, aún observaba el comportamiento de los mas experimentados. Con los ojos cerrados, y junto a un gran tronco ya viejo, seguía de cerca el hilo de pensamientos de Becca y los encontraba absolutamente confusos: demasiados nombres nuevos, demasiadas situaciones extrañas, demasiada gente a su alrededor, aunque estaba sola.
Un ruido. La conexión mental rota. ¿Se habría dado cuenta que hacia ya horas que la seguía?

Con unos pasos orgullosos y presumidos, Becca se acercó a la chica nueva que parecía querer ocultarse de algo o alguien.
Llegó con una amplia sonrisa falta de sinceridad y habló con una voz parecida a un susurro.
-¿De quién te escondes? - preguntó observándola de pies a cabeza en varias ocasiones.

Rebecca se fue echando poco a poco hacia atrás, hasta que tropezó con una raíz y cayo de bruces al suelo, terriblemente asustada. Tartamudeó:-Lololo... Lo siento... Nono... No te estaba siguiendo, de verdad.- Se puso en pie de un salto y se frotó las manos en los tejanos para quitar la tierra húmeda del bosque que se había pegado en ellas. Un intenso rubor le subió a la cara. No supo que mas decir. De preocupación era la expresión que Becca reflejaba en sus ojos.

Alanna, que continuaba su paseo despreocupada por el inmenso bosque, se detuvo. Por un momento le había parecido sentir otra presencia no muy lejos de donde se encontraba. Sin embargo, decidió no darle demasiada importancia y reanudó su viaje.

A los pocos minutos pareció oír una voz lejana. 《Tal vez solo sean imaginaciones mías》, pensó. Llevaba casi horas en aquel lugar y hasta ahora no había visto a nadie. Era casi imposible que hubiesen llegado otros lobos de la nada. Pero así era, y pudo asegurarse cuando volvió a oír una segunda voz, aunque esta parecía más apagada.
Lo cierto es que estaba un poco agotada y sus ganas de encontrarse con alguien que rompiese la calma en la que se veía resguardada no le agradaba en lo absoluto, pero aparte de eso no tenía nada que perder. Así pues, se puso en marcha en dirección a donde provenían aquellas voces desconocidas, hasta vislumbrar no muy lejos las dos siluetas de las recién llegadas.

Becca observó por encima de su hombro a la mujer que se acercaba poco a poco, luego, con indiferencia palpable, regresó sus ojos a la chica nueva que resultaba ser más tímida de lo que parecía a simple vista. Incluso le resultaba divertido e interesante. No conocía muchas personas que no encontraran en sus vanos músculos una fuerte razón de ser engreídos, incluyendo su propio nombre. Pero aquellos que, como la joven nueva, tenían una expresión tan curiosa y llena de conocimiento le parecían más interesantes.
-No me seguías ¿Eh? - se cruzó de brazos y cerró los ojos. - Digamos que te creo... entonces.. ¿Qué es lo que sí hacías en este lugar?

Rebecca cada vez estaba más nerviosa. Notaba su corazón palpitando furioso en su pecho y una voz le gritaba intensamente en su cabeza que se fuese, que ese no era su lugar, que era peligrosa. Miró a los ojos, devolviendo la mirada lo más cálida posible, a la chica que cada vez estaba más cerca de ella. Consiguió acallar a la voz de su cabeza y calmar su corazón. Para disimular los nervios y los temblores, Rebecca cogió una hoja del árbol de al lado y empezó a destrozarla entre sus manos.
Recogió el valor suficiente para hablar, y con un hilo de voz contestó: -Lo siento, si te estaba siguiendo. Pero no directamente. Realmente estaba...- Y se interrumpió al notar la otra chica que se acercaba sigilosamente.