Extrañas Coincidencias [Priv. Anserrath, Tim Burton, Jashin-Sama]

Una joven loba azabache, con un collar marrón hecho por el mismo pelaje y una pequeña mancha blanca en el pecho caminaba por aquel sendero lleno de hojas y ramas secas, los árboles mecían sus gruesas ramas con las pocas hojas que quedaban.

Después de no más de cinco segundos, hizo aparición una joven en su forma humana. El viento danzó a su alrededor, buscando desesperado rozar su hermosa piel. Pronto encontró con la mirada a la loba que caminaba por ahí.

Fue entonces cuando dos presencias hicieron su aparición.
Una era calma y serena, la otra mucho más fuerte e inquieta. Dos lobos trotaban tranquilamente, de vez en cuando mordisqueando el uno al otro a modo de juego. El marrón tendía a gruñir más, ya que su compañero tenía colmillos de metal. 
Pronto vieron a las dos mujeres y ambos reaccionaron de la misma manera: Se quedaron estáticos y contuvieron la respiración.

La loba se detuvo y pudo divisar a una mujer pero no le puso demasiada atención debido a que percibió una presencia conocida. Volteó y pudo ver a dos lobos que se habían detenido en seco al mirarlas.

Isis notó que la loba desviaba su mirada, le resultó obvio que conocía a alguno de los recién llegados, o quizá ambos. Éste último era su caso, y no se detuvo a pensarlo dos veces. Corrió y abrazó primero al más tranquilo de los dos.
-Hannibal… - susurró a modo de saludo mientras se apretaba contra él con fuerza en un cálido abrazo. Después de tiernos 7 segundos, pasó a Durza.
-Señor Baranguer – le saludó antes de tomarse un respiro de encanto y abrazarlo con gran fuerza.

El lobo rojo gruñó un poco, obviamente algo irritado por haber sido la segunda opción de la chica. Sin embargo cuando sintió como le abrazaba, toda su ira se disipó y su intento por "hacerse el difícil" se fue por una tubería más rápido que un rayo.
Él ronroneó y se transformó en humano, apretando a Isis contra sí tan fuerte que podría haberle sacado el aire.
Hannibal, sabiendo que hacía mal tercio, solo sonrió a modo de saludo y se dirigió a la otra loba, moviendo la cola alegremente.
-Buenas noches, Schädel-La saludó colocándose a un lado, sonriendo cordialmente.

La loba solo veía como se saludaban y, al ver que uno de los lobos se le acercaba, no pudo evitar dar unos pasos hacía él. - Hannibal - respondió inclinando un poco su cabeza a modo de saludo. - No esperaba encontrarte aquí - dijo dedicando una pequeña sonrisa. Le agradaba verlo.

-No frunza el ceño, señor Baranguer… quería tomarme mi tiempo con usted… - le habló al oído con dulzura y tranquilidad en la voz. Lo conocía bien y sabía que, aunque fuera un poco se había sentido como “el que va después.” Claramente para la pelirroja no era así.

-Seguramente eso le dices a todos-Le dijo el pelirrojo con falso reproche mientras que, sin soltarla, jugaba con su cabello entres sus dedos. Evitó ver a Hannibal, a su criterio él también tenía sus asuntos.
El híbrido alzó lo que parecía ser una ceja, que era más bien un punto de color oscuro arriba de sus ojos y sonrió nuevamente.
-Durza tiene un... radar especial para detectar a Isis, yo solamente lo sigo-Dijo un tanto divertido; nunca había visto a su amigo de ese modo con una chica -o un chico, pues-, era un espectáculo digno de presenciar-Realmente fue una hermosa coincidencia haberte encontrado aquí.

La loba escuchó el comentario de Hannibal - Sinceramente lo fue - dijo refiriéndose al segundo comentario. La loba solo miró a ambos abrazarse. Eso era algo que había dejado de hacer hace ya un buen tiempo - ¿y bien? ¿Cómo has estado? - preguntó mirando a los ojos del híbrido.

-Claro que lo hago… - le dijo mirándolo a los ojos y pasando sus delgados y suaves dedos a través del cabello del Sombra. Le sonrió con dulzura. Por su brillante mente pasaban, como siempre, más pensamientos de los que una persona pudiera controlar a la vez. El gusto que le daba ver a los Setan era el principal de, pero también se preguntaba quién era la loba, y si debía interrumpir la conversación que la desconocida llevaba con Hannibal para presentarse.

Durza parecía leer sus pensamientos, y se preguntó lo mismo mientras apoyaba su mentón en la cabeza de la chica, ligeramente más bajita que él.
Alzó la ceja mientras veía a los otros dos hablar. Sabía que el nombre de la hembra era Schädel, Hannibal le había hablado de ella pero realmente jamás había interactuado con la susodicha. 
El híbrido solo alzó los hombros, sin percatarse mucho de las miradas que le dirigían.
-Oh, ya sabes, peleando con ángeles-Dijo, un poco sarcástico y otro poco serio, devolviéndole la mirada, viéndose reflejado en los ojos ámbar de su interlocutora-¿Qué hay de ti?